El dictador venezolano Nicolás Maduro se quitó la careta y dejó de lado la “diplomacia” al gritar públicamente que él y el chavismo ganarán las próximas elecciones “por las buenas o por las malas”, con lo que queda claro que los comicios previstos para este año son una pantomima y un remedo, algo que se veía venir desde la inhabilitación dispuesta contra María Corina Machado, para impedir que postule como candidata unitaria de la oposición al tirano que por nada quiere dejar el poder.

Si estamos frente al chavismo que es una banda criminal, es fácil pensar que “por las malas” significa no solo el uso de fondos públicos para comprar votos y fraude en el proceso electoral y el conteo de votos por más electrónicos que puedan ser, sino además hostilizaciones y hasta atentados contra la vida de quienes se le pongan por delante. Imagino que la seguridad física de la señora Machado está en buenas manos, pues si no es así cualquier día sufre un ataque como el que acabó con la vida de un candidato presidencial en Ecuador.

Un proceso electoral con un solo candidato, en este caso Maduro, sería una burla, una tomadura de pelo a los venezolanos y también a los demás países como el Perú, que por culpa de una tiranía que no deja el poder desde hace 25 años al amparo de una Constitución hecha a medida y sucesivas reelecciones, padecen los efectos de una ola migratoria caótica y en la que no siempre llegan los mejores ciudadanos de ese país devastado por el hambre, la miseria y la corrupción.

Qué dirá en el Perú nuestra siempre pintoresca izquierda chavista, que afirma que en Venezuela hay democracia y que todos viven en un paraíso, mientras que acá padecemos una “dictadura”. Sería bueno preguntarles, por ejemplo, a brillantes exponentes del “pensamiento” perulibrista como María Agüero y Kelly Portalatino, aunque es probable que esta última ande más preocupada en dar trabajo en el Estado a sus parientes, según ha denunciado el dominical del canal Latina.

Sería bueno saber desde ahora cuál va a ser la reacción de los países democráticos de la región ante este nuevo intento de perpetuarse en el poder, incluso “por las malas”, de parte del chavismo criminal y ladrón. ¿Desconocerán a Maduro como presidente reelecto? ¿Romperán relaciones con Caracas? ¿Apenas expresarán su “preocupación” ante estos hechos como ha indicado tibiamente el Perú? Ojo que si el dictador “gana” los comicios de este año, se queda en el Palacio de Miraflores por lo menos hasta el 2031. De terror.

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