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Los ciudadanos debemos tomarnos muy en serio la elección del nuevo Congreso. Se trata de un periodo parlamentario breve, pero no por ello intrascendente. Los nuevos congresistas deberán elegir a seis de los siete magistrados del Tribunal Constitucional, destrabar las denuncias a “Los Cuellos Blancos del Puerto”, levantar la inmunidad a excongresistas investigados por delitos de función, eliminar la inmunidad parlamentaria, e impulsar la reforma política y la del sistema de justicia. La calidad y honestidad de quienes salgan electos determinarán el éxito o fracaso de estas importantes tareas. Muchos partidos políticos no parecen haber realizado su mejor esfuerzo a la hora de armar sus listas, así que los votantes debemos de ser particularmente cuidadosos. Para ello, hay algunas preguntas que los electores debemos hacernos antes de decidir por quién votar. ¿Tiene el candidato alguna sentencia? ¿Tiene juicios pendientes? ¿Está siendo investigado por Fiscalía por algún delito? Esas preguntas permiten establecer si busca llegar al Congreso para trabajar o para escapar de la justicia. ¿Ha ocupado antes un cargo público? ¿Fue alcalde, gobernador o ya ha sido congresista antes? Estas preguntas permiten saber si tiene experiencia y cómo es que se ha desempeñado antes en el cargo. ¿Los ciudadanos a los que sirvió lo recuerdan con afecto o le reprochan su accionar? Finalmente: ¿cuál es su posición frente al cierre del Congreso? ¿Considera que fue constitucional o piensa que estamos ante una dictadura? Si va a ser tu representante, debe coincidir con tu opinión respecto al hecho político de mayor trascendencia de los últimos años. Hagamos estas y otras preguntas. Un mejor Congreso depende de los electores.