A estas alturas del partido electoral, ya la gente se dio cuenta que lo que ofrecen muchos candidatos solamente es humo. La seguridad ciudadana es constitucionalmente una misión irrenunciable de la Policía Nacional y su comandante general es quien planifica, lidera y conduce las operaciones, tanto de orden interno, orden público y seguridad ciudadana. Quien diga lo contrario nos está engañando.

Tampoco los candidatos pueden ofrecer carcelería como si de pronto con el encargo de alcalde se convierte en un superfuncionario que tiene poderes de fiscal, juez y hasta ministro de Economía, como asegura un candidato que nos van a sacar de la pobreza. Tener calles impecables, un serenazgo efectivo, vías alumbradas, servicio de monitoreo, parques visitables, trafico regulado, mercados presentables y –eso sí– una estrecha coordinación con la PNP, deberían haber sido sus propuestas.

Propongan lo que pueden y deben y no lo que la gente quiere escuchar, que de eso ya estamos hartos. Y ya que el engaño se ha vuelto muy famoso por estos lares, recuerden que es un boleto solo de ida, de ahí no se regresa. La jurisdicción del alcalde es Lima. Los distritos tienen su propio alcalde y a esos señores y señoras candidatos nadie los está monitoreando. Les alcanzo dos tips en términos de seguridad: (1) Legalicen el empleo de armas no letales en cada patrulla de serenos. (2) Recluten licenciados recientes del Ejército, pues ahorrarán mucho tiempo en entrenamiento.

El secreto de su éxito estará en la fortaleza para no claudicar y estar detrás y encima de cuanto funcionario tenga capacidad de apoyar su gestión, sea el ministerio o la institución que este en su plan de desarrollo. Y sobre todo el ojo avizor para que sus obras no sean después cuestionadas. Es lo primero que tienen que implantar en coordinación directa con la Contraloría General.