“¿Juráis por Dios desempeñar leal y fielmente el cargo de ministro de Estado? Si así lo hiciereis, que Dios os premie, y si no, él y la Patria os lo demanden”.

En los meses que lleva Castillo en el poder, lo único que ha repetido consistentemente es esta frase de juramento. Son decenas los ministros de Estado que ha nombrado en los meses que lleva su gobierno.

Así, el pasado domingo Castillo repitió su frase favorita y tomó juramento a cuatro nuevos ministros. De estos cuatro, dos (los ministros del Interior y de Energía y Minas) habían sido interpelados recientemente y enfrentaban la posibilidad de ser censurados por el Congreso. El ministro de Agricultura, que también fue reemplazado, iba a ser interpelado inminentemente, tras haber llamado “mequetrefe” al presidente de Conveagro en televisión en vivo.

Este último ministro ha sido reemplazado por Fernando Arce, parlamentario andino de Perú Libre sin trayectoria alguna que justifique su nombramiento. En un sector tan relevante como Agricultura, que enfrentará una crisis mundial de seguridad alimentaria, lo mínimo que podría haber hecho Castillo es nombrar a alguien con experiencia en el sector. Pero ya aprendimos que al mandatario le gusta sorprendernos, sin cumplir si quiera las bajísimas expectativas que tenemos de él.

Mientras tanto, Aníbal Torres sigue como Premier a pesar de increíbles desaciertos. El Congreso no se atreve a censurarlo por miedo a quemar su primera “bala de plata” y subir los decibeles de la confrontación.

Como siempre, los que perdemos somos los peruanos, quedando entrampados en el medio de una riña política en la que nadie quiere perder el poder. En mi mente resuenan las palabras que tanto repite Castillo: “que la Patria os lo demande”. Debemos demandar. Nos toca pensar en cómo.

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