Revolución en la mesa
Revolución en la mesa

Hace un par de semanas, Malena y yo recibimos un correo de Mayte Morales, del Instituto Apoyo. Por contacto de Karissa Becerra, de la ONG La Revolución, se nos convocaba para participar de una gran cadena junto con otros grandes amigos cocineros y con personas del sector de cocina. Había un evento de presentación del proyecto. Entre correos, reservas, invitaciones y solicitudes de todo tipo -no voy a mentir ni exagerar-, apenas si leí en qué consistía. Sin embargo, intuí entrelíneas que era importante, muy importante y que a través de Malena -porque las fechas del evento de presentación no calzaban con mis tiempos- podría enterarme más adelante. Me quedé con curiosidad.

Lucha contra la malnutrición. Releo el correo hoy y anoto: en Perú, 13% de niños menores de 5 años sufren de desnutrición crónica en zonas urbanas y 27% en zonas rurales. Asimismo, se han registrado 43.6% de casos de anemia a nivel nacional. La propuesta que han armado en conjunto Mayte y compañía es contundente: hagamos algo para revertir esa situación de manera sostenible, a través de la Educación Alimentaria. Financiados con obras por impuestos sociales, se puede conducir este proyecto que podría cambiar esos números y hacer posible una necesaria revolución. En un país en el que a veces nos rendimos pensando que las grandes ideas no se llegan a concretar, empiezo a pensar que ese esquema puede romperse; además, que hay cadenas que mueven. La cocina puede ser una gran herramienta.

Peruanos unidos. Participamos no como cocineros, gente del rubro de gastronomía ni como figuras públicas, sino como peruanos que no pueden dar la espalda a una realidad que es difícil ver.Seguro podría quedarme en mi cocina y seguir siendo creativo, innovador; podría sentir que ando mostrando lo más bello del Perú, de sus paisajes y de su gente, y que esa es mi función. Hacer que la gente que nos visite a nuestro comedor desde su comodidad y “lujo” planee un viaje donde visite, sienta, consuma, viva, la inmensidad de nuestro mar, la sierra y la Amazonía. La escena peruana es de contrastes: existe lo bonito y lo que no lo es. Eso no me desmotiva sino que me compromete. Yo me siento comprometido y el equipo también. No debemos seguir en la cocina buscando ser creativos desde la comodidad, sino queriendo ser innovadores. Así encontraremos inspiración en la acción, miraremos de frente lo que sucede en el país y seremos parte de los cambios que se necesiten. Todavía no conocemos los detalles de este plan de Educar en alimentación a la población; pero imagino que tratará de impulsar una nutrición balanceada, resaltar el valor de productos locales y que la agrobiodiversidad se refuerce. Imagino recetas con varios productos, todos de los que crecerían en una sola chacra, y el entendimiento de que el país es amplio y culturalmente diverso.