En el año del bicentenario, el señor Pedro Castillo Terrones juramentará como presidente de la República, en medio de la mayor crisis sanitaria y económica que jamás hayamos vivido.

En este contexto, el nuevo gobierno tiene la enorme responsabilidad de conducir a nuestro país por una ruta que inspire seguridad y confianza a todos los peruanos, haciendo los esfuerzos necesarios por cuidar la vida y la salud de las personas; lo que implica, no solo continuar sino acelerar el proceso de vacunación; así como asegurar la reactivación económica, que es fundamental para que los más de 2.2 millones de peruanos que perdieron su empleo, puedan tener la oportunidad de acceder a uno de calidad.

El sector pesquero está comprometido con estos objetivos prioritarios para el país, toda vez que genera más de US$ 3 mil millones en divisas, alrededor de 700 mil puestos de trabajo y aporta el 1.5% al PBI, convirtiéndolo según INEI, en uno de los sectores que más ha contribuido a la reactivación del país en los últimos meses. Para continuar en este esfuerzo, el sector pesquero no necesita ni regalos ni subsidios, solo estabilidad para seguir trabajando de una manera sostenible, tal como lo demuestra la buena salud de la biomasa, no solo de la anchoveta, sino además de otras especies como el jurel, que han regresado después de algunos años, a nuestro mar.

Ello ha sido producto de años de trabajo, esfuerzo y compromiso de todos los actores involucrados en el sector pesquero: autoridades, científicos, trabajadores y empresarios. Y me gustaría detenerme un minuto para distinguir el trabajo valiosísimo de un científico peruano, Miguel Ñiquen, quien dedicó más de 40 años de su vida al estudio de nuestras especies en el IMARPE y que lamentablemente ya no se encuentra entre nosotros. Miguel, es uno de los tantos héroes anónimos del bicentenario, a los cuales les debemos más que un reconocimiento. Descansa en paz.