La crisis que esta pandemia global ha desatado nos deja grandes lecciones de solidaridad y patriotismo. Muchos peruanos se han dejado la piel trabajando por el prójimo, arriesgando sus vidas, dándolo todo, más de lo que su profesión les pide. Lo han hecho por el país, por sus familias, dándonos una lección de cómo se construye el bien común, de cómo se lucha por el Perú. La solidaridad se ha multiplicado en nuestro pueblo y eso nos une más como sociedad, pensar en el prójimo nos mejora, nos eleva, nos hace trascender. De toda crisis los pueblos que actúan como un puño salen fortalecidos.

Por eso es importante que nunca dejemos de ayudar a las organizaciones como el Instituto Mundo Libre, fundado y dirigido por Marilú de Cossio de Gonzales Posada, un centro fundamental para la recuperación de los niños de la calle. Ciertamente, en medio de una crisis, concentramos nuestros esfuerzos en lo más próximo y a veces se nos pasa ayudar a los sectores invisibilizados, a los que nadie ve porque no están a nuestro lado. Mundo Libre lleva décadas ayudando a los que nadie ayuda, a los niños consumidores de droga, a los que viven en la calle y son olvidados por todos, incluyendo el Estado.

Mundo Libre ha recibido el premio a la sociedad civil de las Naciones Unidas, el Premio Interamericano de Humanitarismo de la Fundación Panamericana para el Desarrollo, la Medalla de la Ciudad de Lima y decenas de condecoraciones más. Es dramático que un centro de tanta importancia se encuentre a punto de cerrar. ¡Salvemos Mundo Libre!