Los peruanos hemos recibido ayer por la mañana una buena noticia que ojalá ayude en la larguísima, dolorosa y costosa tarea de devolver la paz a la zona del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), donde aún operan residuos terroristas que en alianza con el narcotráfico, cada cierto tiempo salen a atacar y matar militares y policías.

Se ha anunciado la detención de Víctor Quispe Zúñiga (a) “José”, hijo del sanguinario cabecilla Víctor Quispe Palomino (a) “José; y de Hugo Quispe Vargas (a) “Hugo”, hijo del narcoterrorista “Gabriel” que fue eliminado hace una década. Estos dos arrestos en la zona de Canaire, Ayacucho, son producto de un impecable trabajo de la Policía Nacional, con apoyo de las Fuerzas Armadas.

Lamentablemente, aunque muchos peruanos no sean conscientes de esta realidad, el Estado peruano aún libera una lucha contra remanentes terroristas aliados de cárteles de la droga, y que mientras no se acabe con estas columnas armadas, nadie podrá estar tranquilo ni afirmar que vivimos en un país sin grupos armados activos.

Es evidente que estos criminales de poca monta no son un peligro para la vigencia de la democracia y el Estado de derecho como lo eran en los años 80 e inicios de los 90, pero mientras haya un militar y un policía en riesgo de perecer bajo las balas de los Quispe Palomino, la lucha debe continuar con el apoyo de todos los ciudadanos.

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