Ver el sábado por la tarde a la presidenta Dina Bolaurte dando un mensaje al país para irse por las ramas, victimizarse y no explicar el origen de los costoso relojes que ha exhibido públicamente en ceremonias oficiales, no hizo más que recordarnos a su antecesor Pedro Castillo, quien ante las severas acusaciones de corrupción que pesaban en su contra y que hoy lo tienen tras las rejas, apelaba a su condición de “profesor rural, rondero y campesino”, que nada tenía que ver con los billetes que se llevaba en costales.

Bajo ningún punto de vista se puede aplaudir el allanamiento con rotura de puerta que se llevó a cabo en la casa de la jefa del Estado en Surquillo, sobre todo si como ha dicho la mandataria y el premier Gustavo Adrianzén, desde adentro ya habían comunicado a fiscales y policías que iban a dar facilidades para la diligencia. Lamentablemente, el Ministerio Público hoy no ofrece mayor garantía de trabajo serio y profesional, pero sí de prepotencia, abuso y bastante show.

Estas acciones han dado pie a que una justificada investigación por presuntos actos de corrupción, se vea manchada por el accionar desproporcionado de fiscales y policías. Lo que debió ser limpio y sin cuestionamientos, nuevamente el Ministerio Público ha cubierto con un velo oscuro que da pie a que la mandataria trate de voltear la tortilla con el apoyo de algunos grupos políticos que han puesto foco en la forma y no el fondo del asunto, que es la necesidad de aclarar el origen de las joyas.

Pero más allá de eso, es patético ver a una jefa del Estado apelando a lo que sea, incluso a “argumentos” de género y a su origen provinciano, para no llegar a aclarar lo que todo el país exige: el origen de los al menos tres relojes Rolex de casi 15 mil dólares cada uno que ha venido usando. Ella misma manifestó que explicaría esto al país, pero ni con puerta derribada y amenazas de vacancia se digna a decirnos la verdad, algo que sería muy fácil hacer si es que el piso estuviese parejo.

Si la presidenta Boluarte insiste en victimizarse “a lo Castillo” y en aplicar la recomendación de sus abogados de no hablar de los relojes hasta hacerlo primero ante el Ministerio Público en fecha adelantada aún por conocer, cualquier cosa puede pasar, y eso que estoy asumiendo que la señora va a dar argumentos creíbles y convincentes ante los fiscales, algo difícil de pensar a estas alturas. A lo mejor nos sale con que apela a su derecho a guardar silencio o a algún otro “recurso” abogadil. No sería extraño.