Independientemente de si los motivos contenidos en la moción de vacancia contra el presidente Castillo fueron o no lo suficientemente contundentes para ser admitida  a debate en el Congreso, su sola interposición ha servido para exponer ante la ciudadanía dos circunstancias políticas concomitantes que ya no dejan lugar a duda de su percepción: (i) Que el gobierno “hace agua” por donde se le toque, y (ii) quiénes son los “lideres” políticos y sus partidos los que, pese a las inocultables evidencias de corrupción que impregna al entorno del presidente Castillo, optan por blindarlo con sus votos en el Congreso.

Pero debe conocer la población que la visita nocturna (al menos en una ocasión) del presidente Castillo a la ya famosa casa del jirón Sarratea de Breña, a la que también asistieron casi autoridades gubernamentales junto a otros personajes cuestionables y de dudosa credibilidad, no formó parte del pedido de vacancia denegado. El entramado de oscuros intereses que se han cocinado entre sus paredes está lejos de haber sido esclarecido, ni mucho menos justificada su presencia en horas tan inadecuadas, lo que ha motivado, incluso, la presentación en el Congreso de una moción solicitando la conformación  de una comisión Investigadora de esos hechos.

No obstante, lo mas preocupante es que ante la evidencia de corrupción que implica a las mas altas esferas del gobierno, este responde sin inmutarse, que implementará una “Estrategia de Integridad para Prevenir Actos de Corrupción”, enumerando un rosario de trilladas expresiones (“fortalecer”, “priorizar”, “estandarizar”, “impulsar” etc.) que no significan nada en boca de autoridades que hacen todo, menos predicar con el ejemplo. Si la primera vacancia fue esquiva, confiamos que los argumentos de la siguiente harán justicia al pueblo peruano que lo reclama.

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