​X-Men: Apocalipsis
​X-Men: Apocalipsis

Las aventuras de los X-Men, con seguridad entre las más populares creaciones de Marvel, constituyen unas de las franquicias cinematográficas más rentables de Hollywood. Desde hace más de 15 años hemos conocido las múltiples peripecias de Magneto, el profesor Charles Xavier, Wolverine, Mystique y otros supermutantes. Hasta llegar a los orígenes de la mayoría de ellos, de cómo comenzó la rivalidad entre los propios engendros.

“Apocalipsis” aparece -quizás- como la más espectacular cinta de los X-Men, una oficiosa secuela de la previa “Días del futuro pasado”, también dirigida por Bryan Singer y estrenada exitosamente hace dos años. Al término de esta película, una escena añadida conducía a los espectadores al antiguo Egipto para preparar el camino hacia la aventura siguiente. La nueva realización arranca justamente en la antigua tierra de los faraones y plantea que desde el inicio de los tiempos existió un poderoso mutante (el Apocalipsis del título), el más temible del universo, adorado como un dios mientras acumulaba poderes de otros mutantes para convertirse en un ser inmortal.

La historia actual transcurre en la década del 80. Apocalipsis (encarnado por el guatemalteco Oscar Isaac) ha dormido por miles de años y despierta en un mundo que no entiende y tampoco le gusta. Esto será suficiente para que empiece a reclutar un equipo de mutantes, convenciendo incluso a Magneto (Michael Fassbender), con la finalidad de liquidar a toda la humanidad y crear un nuevo mundo para los poderosos engendros. Sin embargo, el profesor Charles Xavier (James McAvoy) -ayudado por la bella Mystique (Jennifer Lawrence) y un grupo de mutantes jóvenes dispuestos a todo- buscará la manera de detener a este implacable y muy destructivo enemigo.

SUPERMUTANTE ANCESTRAL. Sobre el papel, la historia no suena muy original, puesto que la eterna lucha entre el bien y el mal siempre está ahí, en prácticamente todas las aventuras fantásticas. Y de lo que se trata ahora no solo es de batallar contra un supermutante ancestral que parece indestructible, sino oponer las fuerzas de los propios mutantes unos contra otros durante los violentos enfrentamientos.

Singer sale airoso en esta nueva empresa porque, a diferencia de la interminable y aburrida “Batman vs. Superman” y la desigual “Capitán América: Civil War”, consigue -pese al extenso metraje- dosificar, equilibrar con buen pulso, el drama y la acción. El inicio está dominado por una impresionante secuencia previa a los títulos de crédito. Y durante el transcurso de la aventura, los momentos más vibrantes están marcados por el impecable diseño de efectos visuales, supervisado por el veterano maestro John Dykstra.

Gracias a estos extraordinarios efectos visuales digitales, sin los cuales las correrías de los X-Men no serían posibles, es que varias secuencias van quedando en la retina. Por ejemplo, aquella en que Apocalipsis, oculto bajo un manto, literalmente 'empareda' a un sujeto que pretende atacarlo y luego decapita a otros de sus perseguidores. Pero sobre todo aquella de la rápida intervención de Quicksilver para salvar a sus compañeros de una muerte segura. Queda también para la anécdota la breve participación de Wolverine (Hugh Jackman) que vuelve pronto en otra película de su propia franquicia.

Lo positivo de “X-Men: Apocalipsis” es que la aventura no se desgasta, a pesar de cierta mecánica en el montaje de la acción, de la tendencia a saturar de explosiones y destrucción todos los rincones de la pantalla. Valga mencionar, especialmente para los fans de los mutantes, que al final de los últimos créditos de la cinta hay una escena adicional que seguramente empalmará con el próximo largometraje.

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