Pasan los días y todavía no hay fechas para los debates presidenciales que debe organizar el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Solo existen emplazamientos y retos nada serios, que parecen distraer la atención de lo más importante.

Los candidatos deben ser conscientes que mucha gente está esperando respuestas sobre la solución de los problemas del país. Además, aguarda propuestas programáticas y no ideológicas. Por eso, al margen de los postulantes deben presentarse también equipos de primer nivel.

No son decisiones inteligentes las de Pedro Castillo, quien intenta dilatar por todos los medios los debates del JNE. Buscar cualquier pretexto para  no exponer sus ideas y planes frente a Keiko Fujimori es la suma de sus desatinos de la campaña electoral de Perú Libre en la segunda vuelta. Debe quedar claro que los debates no son opcionales, por el contrario, son iniciativas necesarias para que los electores tengan mejor información para emitir un voto responsable.

Incluso la Defensoría del Pueblo ha alentado que se realicen los debates y ha pedido que se incluyan los temas de Derechos Humanos y de institucionalidad democrática. Está claro que quien no asuma este desafío  demostrará que tiene poco interés en resolver las dudas que tienen gran parte de peruanos.