Científicos rastrean el origen de los incas a través de la genética
Científicos rastrean el origen de los incas a través de la genética

Las leyendas de los hermanos Ayar y de Manco Cápac y Mama Ocllo, cuyos relatos intentan explicar el origen del mayor imperio precolombino de América, el Tahuantinsuyo, podrían ser más que simples mitos. Y es que una investigación desarrollada por el historiador holandés Ronald Elward y los doctores en genética de la Universidad de San Martín de Porres, Ricardo Fujita y José Sandoval, confirman dichas leyendas a través de un estudio genético realizado en los descendientes contemporáneos de los emperadores incas.

Se trata del primer, que busca develar la interrogante de que si hubo una relación patrilineal única. Es decir, si hubo un solo patriarca inca o si existió más de uno, y comprobar si el Tahuantinsuyo se originó en el lago Titicaca o la montaña del Pacaritambo, lugares considerados como el inicio del Imperio Inca, según narra las leyendas de Manco Cápac y Mama Ocllo y de los hermanos Ayar.

“El trabajo que nosotros hacemos es un poco la reconstrucción histórica de los pueblos nativos del Perú. Muchas veces, la historia está narrada de una manera que no corresponde a la realidad”, señala Ricardo Fujita.

RASTRO GENÉTICO

Uno de los primeros pasos para poner en marcha el proyecto fue ubicar a 18 personas de los distritos cusqueños de San Sebastián y San Gerónimo, cuya ascendencia incaica fue comprobada a través de documentos que datan de la época colonial.

“Solo hasta la época de la independencia se investigó y yo he seguido estudiando desde esa época hasta la actualidad, a fin de encontrar familias con una ascendencia documentada a los gobernantes incas”, dice Elward.

Posteriormente y para poder obtener la información del ADN, los investigadores realizaron una prueba de ADN a los participantes, la misma que fue comparada con otra base de datos de ADN de tres mil personas nativas de distintas zonas de los países de Ecuador, Bolivia y Perú.

Los resultados preliminares indicaron que 18 descendientes están estrechamente relacionados con las poblaciones nativas que habitan en el sur de Cusco y el Altiplano peruano y boliviano, áreas que abarcaron el antiguo Imperio Inca, por lo que no se descarta que los mitos de los orígenes incaico sean válidos. Se observó también que existen dos grupos, denominados por los investigadores como AWKI-1 y AWKI-2, cuya información genética indica que tuvieron ancestros distintos.

El linaje del primero desciende de un varón que vivió alrededor de 500 años atrás, durante el periodo Inca. Mientras que el segundo corresponde a un sublinaje del primero, cuyo ancestro existió hace 900 años atrás y estaría asociado a la expansión militar de los Andes, en el periodo Intermedio Tardío, que culmina con la expansión militar de los incas.

CIENCIA E HISTORIA

“El ADN complementa a la arqueología, a la antropología, a todos los tipos de estudio que comprende el origen de una especie. En este caso, nosotros usamos la vía de la herencia, que es lo que estudia la genética, la transmisión de rasgos moleculares a través de generaciones”, afirma José Sandoval.

Si bien los investigadores señalan que para determinar de manera científica y con exactitud los orígenes de un pueblo, es necesario tomar muestras de vestigios arqueológicos, como momias. Estos restos -en el caso de los incas- aún no han sido hallados debido a que en el siglo XVI, cuando los españoles invadieron el Tahuantinsuyo, se impuso el adoctrinamiento y la evangelización de los indígenas, por lo que se destruyó y quemó todo elemento ancestral andino, especialmente los símbolos religiosos, como los mallquis (momias de los soberanos incas), los mismos que eran venerados -según el Inca Garcilaso de la Vega- entre gritos y lágrimas por los indios.

Linaje

Fallece descendiente de Huayna Cápac

El pasado 27 de abril falleció Eugenia Chukiwanka (90), considerada como una representante del linaje imperial inca. Según el historiador Ronald Elward, doña Eugenia no solo era descendiente del inca Huayna Cápac, sino también fue bisnieta del último cacique de Azángaro, Manuel Choquehuanca, un poderoso hombre del sur del país.