La adolescencia es clave para definir cómo los jóvenes responderán ante situaciones adversas. Psicóloga detalla estilos de afrontamiento y brinda recomendaciones para las familias.
La adolescencia es clave para definir cómo los jóvenes responderán ante situaciones adversas. Psicóloga detalla estilos de afrontamiento y brinda recomendaciones para las familias.

La adolescencia es una etapa decisiva en la formación de la personalidad, donde los jóvenes aprenden a lidiar con situaciones de estrés y problemas cotidianos como discusiones, diferencias de opinión o incluso episodios de bullying. La manera en que enfrenten estos retos marcará su conducta y pensamiento a lo largo de la vida adulta.

“Además de los cambios físicos, psicológicos y sociales, los adolescentes desarrollan un estilo de afrontamiento, es decir, cómo responden a situaciones demandantes. Este estilo puede condicionar su conducta futura”, explicó Rebeca Cahui, psicóloga de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS).

Factores de riesgo

La especialista advierte que existen factores que fomentan estilos negativos de afrontamiento: ausencia emocional de los padres, entornos caóticos, inseguridad ciudadana, castigos físicos o verbales, así como una excesiva exposición a redes sociales. Estas condiciones pueden llevar a que los jóvenes normalicen situaciones extremas, se aíslen o busquen aceptación en grupos de riesgo.

Tres estilos de afrontamiento en adolescentes

De acuerdo con Cahui, los adolescentes suelen desarrollar tres tipos de respuestas:

  • Estilo individual: el joven busca resolver el problema solo, identificando sus recursos personales y generando una actitud optimista.
  • Estilo grupal: confía en su círculo íntimo y busca apoyo en personas de confianza. Aquí, el rol de los padres es clave para ser un soporte seguro.
  • Estilo improductivo: el adolescente no cuenta con recursos ni redes de apoyo, lo que genera emociones negativas como miedo, culpa o evasión. Puede derivar en conductas agresivas o adictivas.

El rol de los padres

Para promover estilos positivos, los padres deben estar atentos al comportamiento de sus hijos, escucharlos, compartir actividades, asistir a reuniones escolares y ofrecer un ambiente de confianza. “Se requiere trabajar la inteligencia emocional, habilidades sociales y comunicación. Formar adolescentes con redes de apoyo seguras y herramientas concretas es clave para su bienestar psicológico y su salud mental en general”, subrayó Cahui.