La llegada de los 40 años suele ser un momento de evaluación profunda, donde muchas personas revisan sus logros, sueños pendientes y enfrentan cambios físicos y hormonales que pueden impactar su salud mental. La psicóloga Giovana Hernández, de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS), explicó que esta etapa no debe verse como el fin, sino como un momento de consolidación y reorientación vital.
“Algunos pueden sentir ansiedad, frustración o tristeza, así como miedo al envejecimiento o sensación de estancamiento. Incluso puede surgir duelo por oportunidades no aprovechadas o cambios físicos”, señaló la especialista. Para manejar de forma saludable esta etapa, recomendó mantener un autoconcepto realista, flexible y positivo, reforzando el propósito de vida para mantener la estabilidad emocional.
La psicóloga advirtió que cuando las preocupaciones se vuelven persistentes e interfieren en la vida diaria, pueden convertirse en una afectación psicológica que requiere atención. Entre los signos de alerta figuran: insomnio constante, irritabilidad frecuente, aislamiento, pensamientos negativos recurrentes y dificultad para disfrutar de actividades cotidianas. En estos casos, buscar ayuda profesional es prioritario.
Asimismo, recomendó mantener una alimentación balanceada, realizar ejercicio físico regularmente y contar con una red de apoyo familiar y amical para fortalecer el bienestar emocional. Seguir estableciendo metas realistas y motivadoras ayuda a mantener el sentido vital.
Respecto a las diferencias de género en esta etapa, Hernández explicó que las mujeres suelen preocuparse más por la apariencia física, la imagen corporal, la maternidad tardía y la sobrecarga emocional, mientras que en los hombres prevalecen preocupaciones sobre la pérdida de vitalidad, el rendimiento profesional, la virilidad y la seguridad económica. Sin embargo, precisó que las manifestaciones emocionales varían: las mujeres tienden a expresar tristeza o ansiedad, mientras que los hombres reaccionan con irritabilidad o conductas evasivas.
Finalmente, la psicóloga enfatizó que la crisis de los 40 puede convertirse en una oportunidad para vivir con mayor conciencia, capitalizando las experiencias y aceptando los cambios de manera positiva, evitando que el miedo robe el sentido de la vida en esta etapa clave de madurez.