La psicóloga Mary Castro advierte que no se deben minimizar los pensamientos suicidas y recomienda apoyo emocional, escucha activa y redes de contención para acompañar a quienes atraviesan una crisis.
La psicóloga Mary Castro advierte que no se deben minimizar los pensamientos suicidas y recomienda apoyo emocional, escucha activa y redes de contención para acompañar a quienes atraviesan una crisis.

El suicidio es un problema de salud pública que suele gestarse en silencio. Diversas razones —como sentirse una carga para los seres queridos, experimentar culpa persistente, aislarse de familiares y amigos o vivir en constante angustia, ira o frustración— pueden llevar a que una persona considere esta salida frente a sus conflictos.

La Mag. Mary Castro, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma, señala que es fundamental no restar importancia a estas señales y acompañar con empatía a quienes las expresan. “Conversar con alguien con pensamientos suicidas puede ser difícil, pero es esencial. Lo recomendable es iniciar el diálogo con observaciones concretas, ofrecer compañía y reforzar la idea de que cuenta con un entorno dispuesto a apoyarlo”, indicó.

Factores de riesgo

Entre los factores que aumentan la vulnerabilidad destacan: antecedentes de depresión u otros problemas de salud mental, historial de suicidio en el núcleo familiar, ausencia de vínculos afectivos sólidos, así como el consumo o abuso de sustancias como drogas o alcohol.

Por ello, especialistas insisten en la importancia de fortalecer vínculos familiares y sociales desde la infancia, integrarse en comunidades con intereses compartidos y desarrollar habilidades de afrontamiento y manejo del estrés. Una autoestima adecuada también contribuye a prevenir crisis emocionales graves.

Romper mitos y brindar apoyo real

La psicóloga subraya que es urgente desterrar los mitos alrededor del suicidio. Pensamientos como “si lo dice, no lo hará” o “solo quiere llamar la atención” no son expresiones banales, sino gritos de ayuda que requieren atención inmediata.

Ser empáticos, escuchar activamente y generar un entorno de confianza son pasos esenciales para ofrecer contención. Reconocer el sufrimiento de quien atraviesa una crisis puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.