En las alturas del distrito de Huáncano, rodeado de valles fértiles y paisajes andinos, se conserva una de las más emblemáticas tradiciones gastronómicas de la provincia de Pisco: los alfajores artesanales de Huáncano, una delicia que ha perdurado por más de 150 años como símbolo de identidad, herencia familiar y emprendimiento local.
Esencia artesanal
Esta tradición centenaria se remonta al año 1870, cuando los esposos Emilio Vásquez Jiménez y Justina Candiotti Gómez crearon la receta original utilizando productos naturales de la zona y un manjar blanco elaborado con leche fresca. Desde entonces, esta preparación ha sido transmitida de generación en generación, sin alterar su esencia artesanal ni su sabor inconfundible.
Actualmente, Agustina Carmela Vásquez de Galindo, de 79 años, continúa este legado con dedicación y orgullo.
“Mi mamá horneaba los alfajores con leña y los repartíamos en las fiestas del pueblo. Todo era hecho a mano, con cariño. Así aprendí desde niña y así seguimos hasta hoy”, expresó doña Agustina durante una entrevista realizada en el mismo distrito de Huáncano.
El prestigioso Chef Carlos S. Oquendo, Embajador Gastronómico de Pisco, también reconoció la importancia de esta tradición:
“Los alfajores de Huáncano representan la esencia de la gastronomía pisqueña y peruana: historia, identidad y trabajo familiar. Aquí se conserva el sabor del pasado con la dedicación de siempre”, afirmó tras degustar los productos elaborados por la familia Vásquez.

Este legado ha despertado el interés de instituciones como la Dirección Regional de la Producción de Ica, que viene promoviendo la formalización y mejora de procesos productivos de emprendimientos tradicionales, con el objetivo de potenciar su impacto económico y turístico.
“El alfajor de Huáncano tiene el potencial para convertirse en marca local y producto bandera de Pisco”, señalaron representantes de la institución.
Hoy en día, los alfajores de Huáncano se comercializan en ferias, mercados y festivales gastronómicos de toda la región y más allá, conquistando paladares con su textura suave y su generoso relleno de manjar blanco.
Para la familia Vásquez, cada alfajor no es solo un dulce, sino una historia viva que sigue creciendo: “Mientras haya un Vásquez en Huáncano, los alfajores seguirán existiendo. Es nuestra forma de decirle al mundo que en este pueblo también se hace historia con dulzura”, concluye doña Agustina.
Así, los alfajores de Huáncano no solo endulzan corazones, sino que preservan una valiosa tradición familiar y regional, convirtiéndose en un verdadero patrimonio cultural y gastronómico de Pisco.

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