Lo que comenzó como una aventura entre amigos, hoy no solo es un restaurante exitoso en Quito, sino que acaba de abrir sus puertas en Lima y es el local que nadie quiere perderse en estos momentos en la ciudad.
Felipe Salas, cocinero ecuatoriano, recientemente en la mira de muchos por su premio al restaurante “One to Watch” por Clara, otra de sus propuestas en Quito, y su inseparable amigo Nicolas Havai, imaginaron Banh Mi comiendo en el puesto de sándwiches vietnamitas frente a la escuela de gastronomía a la que asistían en Adelaide, Australia.
Muchos años después y aventuras en el ínterin, Banh Mi nació en Quito, Ecuador, como un local de sándwiches y alitas. La aceptación fue tal que el espacio comenzó poco a poco a transformarse hasta lo que es hoy: un restaurante con noodles, baos y platos que rescatan los sabores tradicionales del sudeste asiático con un toque más actual.

La pregunta que varios se harán es cómo comienza la aventura de abrir en Lima, una ciudad que ha crecido mucho gastronómicamente en los últimos años. La idea fue de Nicolás quien, por cuestiones de trabajo, vino a vivir a la ciudad. El plan no era quedarse, pero su familia ha estado tan a gusto que regresar a Quito fue perdiendo sentido por el momento. “Mis hijas ya saben surfear, aman Lima” cuenta Olivia Crespo, esposa de Nicolás mientras nos muestra el local.
Y para Felipe llegar a Lima como cocinero se volvía un reto interesante. Ha recorrido cocinas en Tailandia, Lima en La Mar y Astrid y Gastón. Hizo una pasantía en Noma; y antes de volver a Quito pasó por La Paz, Bolivia, donde trabajó en Gustu, cuando Kamila Seidler estaba a cargo de los fogones.
El local se adaptó desde cero por Ghezzi Novak + Blanco. Una de las pocas casas que quedaban en la Av. La Mar, y que, aunque parecía pequeña, ha logrado incorporar tres ambientes: el bar que tiene una luz cálida y ventanas ovaladas. Y el salón donde hay dos espacios, uno más abierto y otro interior. Ambos se pueden separar con una puerta corrediza oculta y crear distintas sensaciones. “Un lugar perfecto para que puedas disfrutar en cualquier momento, y que puede ser elegante o casual”, comenta Olivia mientras recorremos el bar.
Ojo, no espere encontrar en Lima lo mismo que en Quito. Hubo un proceso de adaptación que no sólo ha involucrado insumos, sino también la carta que acá incluye algunos platos más como curris, un arroz frito con confit de pato, y unas conchas con leche de tigre Nam Prik muy buenas.
Si me preguntan, les recomiendo pedir siempre al centro para compartir. Así pueden probar un poco de todo. Eso sí, fíjense en los niveles de picante (a elegir como dice la carta) porque varios platos pueden llegar poderosos para algunos paladares.
Dentro de los imperdibles recomendamos el Ssam de oreja de cerdo, crujiente, servido sobre una lechuga fresca con hierbas aromáticas y salsa nuoc cham. Un bocado crujiente y explosivo, donde cada elemento muestra su personalidad. Cosa que suele suceder con los sabores del sudeste asiático. El curry verde de pollo es sabroso, y delicado. Lleva berenjena japonesa, choclitos bebe, albahaca, jalapeño, y para acompañar, arroz al vapor. Perfecto para mezclar una y otra vez con la salsa. El Pad Thai, plato tradicional, hecho con fideos udon, es de los mejores que he probado en la ciudad y el plato por el que volvería una y otra vez.
Los baos incluyen opciones para todos los gustos: Shiitake para los que quieren evitar la carne, pork belly glaseado, pesca día en tempura y el KFC (Korena Fried Chicken).
No puede irse sin probar el Banh Mi, puede ser el Clásico (de pork belly, pollo o hongos) o el Mi Po Boy, donde se puede elegir entre langostino, calamar, huevera o pejerrey de acuerdo a disponibilidad.
Nota a parte para los cocteles de la casa. Muy recomendados. La barra está a cargo de Alejandro Morales, quien ha versionado los clásicos más conocidos y les ha dado un correcto twist. Prueben el Matcha Sour, una versión más oriental del Pisco Sour. El Negroni Banhmístico, con pisco quebranta, blend de vermouth, campari y café. O el Curiquingue, una versión de Paloma que incluye tequila blanco, mezcal, aperitivo de ajíes, toronja, limón y soda de toronja. Bebidas con buen balance y correctos puntos de dulce.
Dicen que Lima es la capital gastronómica de Latinoamérica, pero propuestas de cocina internacional, como en otras grandes capitales del mundo, hay pocas. Banh Mi demuestra que el público local busca y recibe abiertamente estos nuevos sabores, esperemos que pronto se animen más.
El local se levanta en la conocida calle La Mar, en Miraflores.
Banh Mi
La Mar 979 Miraflores
- Almuerzo de Lunes a Sábado de 1 p.m. a 4 p.m.
- Cena de Lunes a Viernes de 7 a 10.30 p.m.
- Bar hasta la 1 a.m.
Reservas en www.banhmiperu.mesa247.pe
@banhmi.lima