“Hay un juego constante entre insumos y brasas al que el comensal se suma entusiasmado y con facilidad, dejándose llevar por sabores y texturas...”, escribe Jimena Agois, fotógrafa y periodista gastronómica.
“Hay un juego constante entre insumos y brasas al que el comensal se suma entusiasmado y con facilidad, dejándose llevar por sabores y texturas...”, escribe Jimena Agois, fotógrafa y periodista gastronómica.

Brass es, sin duda, una de las aperturas de la temporada. Quizás porque tiene varios de los ingredientes que al comensal local le gustan para ser un éxito.

El primero: un local imponente, cargado de estilo y elegancia. Desde que empezaron a remodelar el espacio del mítico casino Mandalay, en Conquistadores —donde alguna vez estuvo el recordado Toshi— sabíamos que sería un lugar pensado para transmitir modernidad y lujo desde el primer momento.

Segundo: un concepto novedoso en la escena local, donde no solo las brasas y el fuego son los protagonistas, sino también la cocina de autor, con platos creativos llenos de personalidad y técnica a cargo del chef Guillermo Roque, que van más allá de la carne y parrilla convencionales.

Tercero: una atención personalizada en sala que se complementa con un menaje cuidadosamente elegido y varios espacios para eventos privados en el segundo piso.Visitamos el lugar hace unas semanas, guiados por posteos en redes sociales y algunas recomendaciones de amigos. La carta suena familiar, pero con algunos guiños.

Hay un juego constante entre insumos y brasas al que el comensal se suma entusiasmado y con facilidad, dejándose llevar por sabores y texturas que se captan rápido por su habilidad de generar confort.Un restaurante donde todo lo que se sirve tiene el fuego como hilo conductor, con algunos toques personales.

Las carnes se despliegan como fuerte contendiente, pero no amilanan al resto del menú, que se impone igual de gozador. Comenzamos la visita con una notable Caesar Salad, contundente: pollo a la parrilla en trozos, tocino crocante y aliño de parmesano. Unas crujientes y cremosas mollejas al carbón; un steak tartare de lomo fino con yema al panko, al que me hubiera gustado encontrarle un poco más de fuerza y personalidad en el sabor. ¿Qué ha pasado con el steak tartare de antaño, preparado en el momento para darle la fuerza perfecta? Cerramos con unas conchas a la parrilla con mantequilla de limón.

Recomendamos cuidar el punto del marisco, que puede pasarse con facilidad. Hay también carpaccio de lomo, tacos de pulled panceta, gambas a la brasa y pulpo parrillero.

Siguen los clásicos del fuego y la parrilla: morcilla, chorizo Angus, chistorra, provoleta y dos tipos de empanadas: de quesos y de ossobuco.La carta incluye también cuatro tipos de pizza: caprese; de pera con nueces tostadas, queso azul y arúgula; española, con jamón serrano y grana padano; y la Brass, con bechamel, alioli, espárragos, alcachofa y eneldo.

En Brass, comer una pasta strogonoff con lomo fino y hongos de temporada puede resultar igual de satisfactorio que probar el medio pollo a la parrilla, marinado en romero y naranja, o la milanesa de lomo con cremoso puré de papa. Hay también salmón a la parrilla y un contundente lomo saltado.

Si lo suyo son los cortes de carne, los hay de varias procedencias: argentinos, Certified Angus Beef o Wagyu Snake River Farms.Nosotros probamos un correcto bife ancho de 500 g en su punto.

No pueden dejar de pedir los onion rings, de fritura perfecta y buen sabor. También pueden encontrar espinacas a la crema, papas fritas con grana padano y perejil; una suave y deliciosa papa hasselback con tocino y sour cream (yo prescindiría del cheddar), o unas verduras a la parrilla para quienes quieren algo menos poderoso.

Brass es generoso y para compartir. Perfecto para disfrutar con la familia o amigos. Cuenta con una barra amplia y bien equipada.Su propuesta de cócteles es acertada, y los mocktails también. Perfecta para sumergirse en largas conversaciones y disfrutar. Hay varios privados en el segundo piso, ideales para eventos y reuniones.

El menú es divertido y confortable y, aunque abrió sus puertas en silencio al público, va afianzándose y logrando que las reservas se agoten. Esperamos ver un poco más de audacia y atrevimiento en los próximos meses. Volveremos, seguro.

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