​20° Festival de Cine de Lima: Entrevista a Kleber Mendonça Filho
​20° Festival de Cine de Lima: Entrevista a Kleber Mendonça Filho

El realizador brasileño Kleber Mendonça Filho (Recife, 1968) estuvo en nuestra capital para presentar "Aquarius", su segundo largometraje, en la competencia oficial de ficción del 20° Festival de Cine de Lima, que concluye el sábado 13. Protagonizado por la famosa Sonia Braga, el filme relata la historia de una madura viuda, ex crítica musical, residente en una exclusiva zona de Recife, que emprenderá una incansable lucha contra la empresa constructora que pretende obligarla a vender su departamento.

-En "El sonido alrededor" (2012), la presencia del condominio es fundamental, con diversos puntos de vista, elementos de misterio y suspenso. En "Aquarius" (2016), hay prácticamente un solo punto de vista, el de Clara, la protagonista; y el condominio y sus espacios interiores siguen siendo esenciales.

Cada película tiene su propia personalidad. “El sonido alrededor” tiene 14 o 15 personajes, “Aquarius” básicamente uno. “Aquarius” es una miniaturización de “El sonido alrededor”, pero a la vez la magnifica, la agranda. El tema del espacio en la primera era importante, en la segunda es la película. “Aquarius” es un filme sobre líneas muy demarcadas que se necesitan proteger. Clara quiere proteger su territorio y la constructora quiere invadir. La película termina siendo un relato sobre un lugar cercado, sitiado. En “El sonido alrededor” había un elemento de pesadilla, que en “Aquarius” es total.

-Sus películas lucen muy planificadas, en el manejo del espacio, en el movimiento de los personajes. ¿Utiliza el storyboard?

No uso storyboard, pero tengo una cámara fotográfica que me sirve cuando visito las posibles locaciones. Lo que hago es fotografiar lo que me interesa. Tomo fotos desde distintas posiciones para entender las posibilidades del encuadre en cada locación. Pero eso es una segunda etapa, técnica. Lo primero es el trabajo del guión. Me interesa mucho mostrar la relación entre el espacio interior y el exterior.

-Esto también ocurría en “El sonido alrededor”.

En esa es más paranoico. En “Aquarius”, Clara no es paranoica, es una persona libre que busca seguridad. El espectador se vuelve paranoico por ella.

-Demoró mucho la escritura del guión?

La primera versión fue muy rápida. Luego la revisión, las correcciones me tomaron bastante tiempo. Se agregaron ideas, conceptos.

-¿Y el rodaje?

Ocho semanas.

-¿Por qué filma en Recife?

Yo vivo allí. Conozco los secretos de la ciudad. Es natural para mí. Podría haber hecho la película en Río de Janeiro, pero tengo más intimidad con Recife. Podría también hacerla aquí, en Lima, pero tendría que tener una relación más cercana con la ciudad.

De trabajar con actores no tan conocidos en “El sonido alrededor” ha pasado a hacerlo con la famosa Sonia Braga en “Aquarius”.

Cuando hago película me gusta explorar distintas posibilidades. En la primera era un trabajo más experimental, tenía elementos de un casting experimental. “Aquarius” necesitaba una actriz muy profesional, muy precisa, como Sonia, que es una estrella de cine. Además, me gustaba la idea de usar actores icónicos, muy conocidos, ídolos, en situaciones o caracterizaciones diferentes. Un ejemplo clásico es John Travolta en “Tiempos violentos” (Pulp fiction), quien reapareció después de muchos años.

-La dirección de actores es relevante en ambas realizaciones. ¿Cómo la trabaja?

Conversando con ellos, mucho diálogo es necesario. Es difícil encontrar personas buenas para trabajar en una película. Un buen actor puede no ser una buena persona y viceversa. Intento hallar a un buen actor que sea también buena persona. En un filme sobre relaciones humanas es importante que los actores sean buenas personas. He tenido suerte en ese sentido. A mí no me ha pasado, pero hay casos de actores que en una escena determinada quieren opacar al que tienen en frente, por cuestiones de ego, de competencia.

-Como ocurría en Hollywood.

Sí, exactamente. Eso es la muerte. En cambio, si un actor quiere ayudar a otro, o se ayudan mutuamente, da buenos resultados.

-¿Sonia Braga fue su primera elección para el papel de Clara?

Tuve la idea un poco tonta de pensar que iba a encontrar a una señora en el supermercado para integrarla en la película, pero no había ningún fundamento. Es un papel muy exigente. Cuando entendí eso, en una reunión de amigos un fotógrafo me sugirió a Sonia Braga.

-¿Y aceptó inmediatamente?

Leyó el guión y aceptó en menos de 48 horas.

-Es un personaje muy rico que no se presenta asi nomás.

Sonia halló en el personaje vínculos personales y políticos, y eso fue importante.

-¿Fue fácil trabajar con ella?

Sí, porque entendió el guión perfectamente. Cuando eso sucede, todo se vuelve fácil, fluido.

-¿La mastectomía es digital?

Sí, y tomo tiempo para quedar perfecta. En el pasado Festival de Cannes, una periodista italiana pensó que era real y felicitó a Sonía por haber tenido la valentía de mostrar su “mastectomía”.

-Un tema importante en sus dos películas es la ilustración de la sexualidad. Pero en “Aquarius” el sexo es más explícito. ¿Por qué?

El sexo es parte de la vida y me interea mostrarlo de la manera más natural. En el cine norteamericano comercial se sufre de una falta, de una carencia de sexo. No solo de mostrar el sexo, ni siquiera de conversar o informar que la persona tiene sexo. No se muestra, ni se menciona. Los personajes son como flores que pasan por fotosíntesis. Para mí es importante que el sexo aparezca como elemento catalizador de vida.

-Claro, pero hay una tradición en el cine brasileño de mostrar la sexualidad. Por ejemplo, “Doña Flor y sus dos maridos” (1976).

En Brasil ocurrió algo interesante. Durante la dictadura militar de los años 70 principalmente e inicios de los 80, no se permitía ninguna alusión politica en las películas. El pensamiento político estaba cortado, censurado. Entonces la contraparte era el sexo, los desnudos, mostrar la sexualidad. Los realizadores usaron eso para ilustrar la libertad porque el pensamiento intelectual estaba limitado. “Doña Flor...” es un muy buen ejemplo de esto, bien hecha, óptima adaptación de una obra literaria. Después esa postura libre sobre el sexo se volvió un cliché y al final de los años 80 el cine brasileño comenzó a cambiar, se tornó puritano debido a los excesos de los años 70. En los 90 ya nadie quería ver ese tipo de cine.

-Esa tradición se remonta hasta los años 60, en que cineastas como Glauber Rocha, Ruy Guerra y Walter Hugo Khouri mostraban ya bastante sexualidad en sus películas en blanco y negro. Hoy el cine brasileño está retomando con fuerza la sexualidad.

Tal vez ahora es el momento de regresar a la provocación. En todo caso, la sexualidad debe ser parte integral del relato.

-Otro tema resaltante en “Aquarius” es la corrupción, de señores empresarios capaces de lo que sea para vencer la resistencia de Clara.

Durante la escritura del guión investigué sobre técnicas de administración de negocios y es muy chocante enterarse que dentro de ellas existen muchas formas de sabotear, de hacer del sabotaje algo legal. No van de frente, sino por el costado, por los lados, para lograr su objetivo.

-Tiene algún proyecto en camino?

Si. Tengo pensado empezar a filmar a inicios del próximo año una película que se llamará “Bacurau”. Es el nombre de una pequeña ave y también se le dice así al último ómnibus que sale.

-¿Otra película urbana que filmará en Recife?

No, en el interior de Brasil. Va a ser un thriller de horror que ocurrirá en el futuro, un poco distópica. Voy a codirigir con un gran amigo, Juliano Dornelles, que es diseñador de producción. Estará lista en 2018.

(Versión completa de la entrevista publicada en el diario Correo)

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