Después de reírnos de los políticos, ahora hay que llorar
Después de reírnos de los políticos, ahora hay que llorar

Después de reírnos de muchos políticos con perfiles de payasos, comediantes y chistosos, debemos de llorar ante la calidad de los nuevos, como el pepecista Pablo Secada, precandidato a la alcaldía de Lima.

Muchas de sus reacciones son tan terribles que podían interpretarse como una advertencia para los electores. Es bastante agresivo con las mujeres, aunque vistos los videos, bastante es un adverbio de cantidad tibio, mejor sería decir absolutamente.

Sin dudas, es un tipo violento. Ante circunstancias de apremio, su actitud parte de una posición de poder y se siente facultado para minimizar a la mujer y en base a insultos trata de mantener un orden que considera alterado. El tono discriminatorio, autoritario y grosero es parte del mecanismo de control que Secada quiere tener sobre las mujeres. Si sucede algo que altere su orden, él dice : "esto lo arreglo yo". Y ya sabemos cómo.

Secada saca pecho y le enrostra a cualquiera (a su mujer o a una policía) que ha estudiado en Chicago. Evidentemente no es una actitud racional sino emotiva. Y muy prejuiciosa. Estudiar en Chicago puede darle un buen cartón, pero no conocimiento ni inteligencia emocional. Como decía el sociólogo español Emilio Lama de Espinosa: "El conocimiento es otra cosa, es la ciencia, un saber que a partir de muchos datos y combinando inducción y deducción, me dice no lo que es, sino lo que puedo hacer".

Motiva desconcierto, por decir lo menos, que Secada por creerse todopoderosos en determinadas ocasiones, tenga derecho a obligar a las mujeres a hacer caso a ciertas pautas. Y si no lo obedecen, insulta, denigra y pretende minarlas sicológicamente. Parece tener un mundo aparte. Quizás por eso, cuando uno lo ve en pantallas y espera escuchar los alcances de su responsabilidad, lo único que hace es culpar a los otros, como queriendo que la realidad se adapte a sus deseos.

Si la mayoría de políticos tiene debilidades por su pasado, el precandidato a la alcaldía de Lima tiene otras, principalmente su problema personal. Cuando llega la hora de exponer su verdadera personalidad, saca un "puñal".