​Doctor Strange: Ahora le toca al hechicero
​Doctor Strange: Ahora le toca al hechicero

Los superhéroes de Marvel han conquistado la pantalla grande, no precisamente con películas completamente logradas, aunque lo suficientemente espectaculares como para llenarle el ojo a un público fiel a las aventuras de cientos de historietas. Los personajes más famosos han generado una serie de cintas, juntos o por separado. Ahora le toca el turno al Doctor Strange, uno de los paladines menos conocidos del veterano creador Stan Lee.

“Doctor Strange: Hechicero supremo” aparece como una realización bastante estándar. La ha dirigido Scott Derrickson, cineasta que, además de hacer en 2008 un horrendo 'remake' del clásico de ciencia ficción “El día que paralizaron la Tierra” (1951), firmó los muy discretos relatos sobrenaturales “El exorcismo de Emily Rose” (2005), “Siniestro” (2012) y “Líbranos del mal” (2014).

Con tan mediocre currículum, cabía esperar poco o casi nada de esta nueva superproducción en torno a un héroe de Marvel. Sin embargo, el resultado es apreciable, tiene fluidez y se distingue sobre todo por su gran trabajo a nivel de parafernalia visual. Hay que reconocer, asimismo, el correcto accionar de su reparto, en el que destacan principalmente los británicos Benedict Cumberbatch (en el rol del Dr. Stephen Strange) y Tilda Swinton (la hechicera ancestral).

Strange es un reconocido neurocirujano acostumbrado al éxito, al elogio permanente, a la riqueza personal. Sin embargo, su descomunal ego será puesto en jaque tras sufrir un fatal accidente automovilístico que casi acaba con su vida y deja sus manos inservibles para el quehacer médico. Al borde de la desesperación y sin lograr ninguna mejoría con la medicina tradicional, hallará la solución en Oriente, en una aislada comunidad ubicada en Nepal y llamada Kamar-Taj.

APLICADO MAGO. El disminuido doctor encontrará allí y con la ayuda de una antigua hechicera la posibilidad no solo de curarse, sino de aspirar al conocimiento espiritual, de adentrarse en las artes místicas, al tiempo que descubre que Kamar-Taj es una importante base de lucha contra fuerzas oscuras y ocultas que amenazan permanentemente a la realidad que conocemos a través de dimensiones paralelas. Se transformará entonces en un aplicado mago con grandes poderes destinado a defender a la humanidad.

Derrickson plantea su relato, del que también es coguionista, tratando de no caer en los mismos lugares comunes o arrebatos espectaculares y efectistas de las películas de otros superhéroes de Marvel. Construye la historia a partir de la labor profesional de Strange, de los obligados cambios en su vida, orientando su renacimiento y su capacitación espiritual y mágica con una armonía visual impecable que nunca se superpone a la narración y, más bien, la acompaña con eficacia.

Las varias secuencias de acción -en las que no falta algo de buen humor- están desarrolladas con mucha dinámica y destreza, especialmente aquellas en las que se alteran las formas y dimensiones de la materia en esa asombrosa realidad paralela “al otro lado del espejo”. Poseen una aplastante lógica interna que deslumbra, incluso, en el recargado desenlace donde Strange se da maña para hacer una “pirueta” con el tiempo.

“Doctor Strange: Hechicero supremo” tendrá secuela. Asi se evidencia en las dos escenas incluidas durante y después de los créditos finales. Se amplía, pues, el espectro cinematográfico de los superhéroes de Marvel. Ojalá la siguientes aventuras tengan el mismo interés.

TAGS RELACIONADOS