El papa Francisco viene al Perú en enero de 2018 durante la estación de lluvias en el norte del país. Una de las ciudades que el Sumo Pontífice va a visitar es la Ciudad de la Eterna Primavera y no sabemos a ciencia cierta cómo estarán para su recibimiento las ya debilitadas quebradas de San Idelfonso, Las Cabras y El León, que activadas cruzan y dañan todo Trujillo.

Lo que debemos considerar no es qué tipo de fenómeno El Niño va a venir. Debemos estar preparados para recibir lluvias y analizar científicamente el comportamiento de estas quebradas ya modificadas por los eventos pasados e ir informando científicamente con sensores como radares meteorológicos, que no hay en el país.Con los actuales modelos meteorológicos dinámicos, estadísticos y sus limitaciones conocidas, además de revisar escenarios pasados, no veo que en el verano de 2018 vaya a ocurrir un fenómeno El Niño como en 1982 o 1997 o un evento climático anómalo recurrente y mediático llamado Niño costero y aquí viene mi incertidumbre.

Con información científica estadística, muchas instituciones nacionales e internacionales afirman que en los últimos 60 años han ocurrido 55 Niños y Niñas (para evitar la discusión de género). Todo esto según los indicadores antiguos que, creo yo, deben mejorar. A estos años, si les sumamos el nuevo y mediático Niño costero que tiene características climáticas de los años 2008 y 1967, sumarían 58 años de fenómenos Niños y Niñas dejando solo dos años de normalidad. El mundo al revés. Revaluemos de una vez los indicadores. Partamos como fuente inicial los fenómenos extremos recientes y empecemos a diferenciar con tecnología y data nacional a los fenómenos para no generar más dudas y tener la preparación adecuada para recibirlos.