La decisión del Poder Judicial de anular todo lo actuado por la llamada "Megacomisión" a cargo del congresista nacionalista Sergio Tejada, debido a los errores y vicios procesales en que incurrió el grupo de trabajo legislativo respecto al expresidente Alan García, ha hecho que se pierda una gran oportunidad para llegar al fondo de los presuntos actos de corrupción que pudieron haberse cometido en el segundo gobierno aprista.

Si durante más de dos años vimos a Tejada acusando actos de corrupción, era la gran oportunidad de aclarar ante el país las cosas con una investigación seria y con apego a ley. No obstante, en este tiempo no vimos más que a un grupo de trabajo yendo de tumbo en tumbo, filtrando información a algunos medios e incurriendo en graves errores que han llevado a un juez a dejar sin efecto la labor de Tejada en lo que a García se refiere.

La "Megacomisión" de Tejada debe pasar a la historia de la política peruana como uno de los más grandes fiascos en materia de investigación parlamentaria y como ejemplo de lo que no se debe de hacer ante encargos de este tipo, pues guste o no la decisión del Poder Judicial respecto a García, ya desde hace mucho veíamos que estábamos ante un trabajo muy poco serio. Recordemos nomás lo que pasó con el testigo "Brasil".

En estos momentos surgen voces a favor y en contra de la decisión de excluir a García del trabajo de la "Megacomisión". Es natural. El expresidente despierta pasiones encontradas. No obstante, hay que tener en cuenta que de haber estado ante una investigación parlamentaria de verdad, todo hubiera seguido su curso normal, se hubieran podido deslindar responsabilidades y Tejada no estaría haciendo un tremendo papelón.