Sería bueno saber si esta semana que empieza, la presidenta Dina Boluarte saldrá a aclarar el origen de su colección de relojes Rolex o si seguirá jugando al misterio, a los enredos verbales y a los lugares comunes para decirnos que es honesta y que saldrá de Palacio de Gobierno por la puerta grande, aunque sin explicar de dónde salió la fortuna que lleva en sus muñecas.

En las dos semanas que tiene vigente este escándalo, la jefa de Estado pudo haber silenciado a todos aclarando cómo adquirió esos artículos. A lo mucho hubiera quedado como una mujer frívola y de doble moral que por un lado se llena la boca hablando de inclusión social y que lucha por los pobres, mientras por otro se da sus tremendos gustos “burgueses”. Pero ahí quedaba todo.

Sin embargo, hoy las dudas están sembradas en todos los peruanos, salvo en algunos de sus ministros que se la pasan haciendo malabares verbales para defender la honorabilidad de su jefa puesta en tela de juicio.

Señora presidenta, si tiene las cuentas claras y no hay nada que ocultar, muestre los detalles de la compra de sus relojes y acabe con esta situación que está afectando la estabilidad de su gobierno y del país. Claro, eso podría hacerlo solo si todo fuera transparentes. ¿O es que no lo es?