Los bodegueros peruanos pasan un vía crucis. Se sienten desprotegidos por la ola de extorsiones y asaltos que a muchos los lleva a la quiebra, mientras el Gobierno no hace nada. Sigue sin tomar conciencia de la violencia en las calles y mucho menos, toma decisiones para frenarla.

Según la Asociación de Bodegueros del Perú se triplicó el número de hechos delictivos sobre sus negocios y 8 de cada 10 bodegas han sido afectadas por robos y amenazas. Como si fuera poco, en los últimos días el Ejecutivo les aumenta el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), que los golpeará mucho más.

En plena recesión económica, las bodegas no están en óptimas condiciones como para hacer frente a nuevos impuestos. Si el año pasado cerraron 100 mil bodegas por los ataques delincuenciales, este 2024 el panorama pinta peor por el incremento del ISC. Los pequeños empresarios y emprendedores, motor de la economía nacional, sufrirán un nuevo impacto que puede tirarlos a la lona.

Es hora de que el Gobierno ejecute acciones concretas para salvaguardar la integridad de los bodegueros y propiciar un ambiente propicio para el desarrollo de sus negocios. Es imperativo que tome conciencia de la gravedad de la situación y adopte medidas efectivas para frenar la violencia en las calles y revise decisiones tan polémicas como el aumento del ISC, que se vuelve crucial en un momento en el que la supervivencia de miles de pequeños negocios está en juego.

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