Para poder tener al menos la ilusión de que en algún momento se va a poner en jaque a la delincuencia, el primer paso es erradicar de la Policía Nacional a los delincuentes de uniforme que son una tara desde hace muchos años, sin que las sucesivas gestiones en el Ministerio del Interior o de la propia institución, hayan hecho mucho al respecto.

Por estos días vemos policías secuestradores, extorsionadores, asaltantes y hasta ladrones de un lingote de oro que fue cambiado por uno de cobre que no vale nada. Esa gente debe ser identificada y expulsada siguiendo todos los procesos de ley, para que no tengan derecho a la tan nefasta “reincorporación” que viene de parte del Poder Judicial.

Los buenos policías deberían ser los primeros interesados en que se expulse a las manzanas podridas de todos los grados, que son una verdadera vergüenza y un freno en la lucha contra la criminalidad. En el gobierno del golpista Pedro Castillo hemos visto hasta a generales metidos en la red de corrupción del ahora recluso del penal Barbadillo.

Este gobierno debería iniciar una cruzada para refundar a la Policía Nacional, que está contaminada. A ella solo deben pertenecer los mejores elementos de la sociedad, gente con verdadera vocación de servicio y amor al país, no delincuentes y sinvergüenzas que solo andan buscando la oportunidad para ver qué se llevan al bolsillo.

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