El año pasado se publicó recién a fines de diciembre la norma técnica para el año escolar 2022. Fue actualizada a fines de enero, lo que determinó que continúen reacciones y propuestas de líderes sociales, educativos y científicos, de Unicef, Unesco, así como de colectivos de padres de familia y maestros para que se precisen las medidas de bioseguridad y sobre todo para que nuestros escolares volvieran a una “presencialidad plena con mejoras pedagógicas”(CNE)

Se dispuso el inicio de las clases el 12 de marzo, que después se amplió hasta el 28 del mismo mes. Las actividades comenzaron con problemas de mantenimiento de la infraestructura. Se inició el año escolar mayoritariamente semipresencial. Es recién los primeros días de mayo -con la esperada eliminación del metro de distanciamiento social- que los colegios públicos y privados volvieron a sus aulas los 5 días de la semana. Y con un calendario absurdo para los planteles públicos con 2 períodos vacacionales bimestrales y uno semestral en julio

Para el año escolar 2023 se ha publicado el 30 de noviembre la norma (RM 474-2022-Minedu) para la prestación del servicio en las instituciones y programas de educación básica. Me parece bien que nuestros alumnos-que necesitan seguir con el acompañamiento emocional y la recuperación de los aprendizajes- tengan más tiempo de estudios para lo cual se establecen mínimos de días y horas de actividad escolar al año y, sobre todo, solo un período vacacional para los colegios públicos durante las 2 semanas de fiestas patrias. La nueva ministra debiera: evaluar la viabilidad, por ejemplo, si los colegios de secundaria con doble turno pueden tener dos jornadas de 8 horas diarias. No basta emitir normas, sino que sean sostenibles .Bien el énfasis en la tutoría ; sin embargo, sigue la ausencia de “la dirección Nacional de Tutoría”. Finalmente, es indispensable revisar y mejorar los requisitos de promoción de grado en la evaluación formativa.