En medio del ruido político por la llegada al Perú del expresidente Alejandro Toledo y su posterior detención para cumplir una prisión preventiva, la mandataria Dina Boluarte recompuso su gabinete con tres ministros investigados por la fiscalía, generando desconcierto en la ciudadanía.

Uno de ellos, Daniel Maurate, quien asumió el ministerio de Justicia y Derechos Humanos, es el más criticado luego que se haya revelado un informe de la Diviac en el que se da cuenta que tiene 188 llamadas telefónicas con investigados por el caso “Cuellos Blancos del Puerto”. Además se registraron un total de 28 comunicaciones con el exjuez supremo César Hinostroza, actualmente prófugo de la justicia. “Nos reuníamos para jugar fútbol”, “En esos tiempos el señor Hinostroza era un honorable magistrado de la Corte Suprema”, fueron las justificaciones de Maurate, que en vez de calmar los ánimos, produjo más reacciones en contra

Cuando todos pedían la renovación del gabinete con la incorporación de gente sin cuestionamientos, ha ocurrido todo lo contrario. Así será difícil de despertar nuevas y fundadas esperanzas en el Gobierno.

Ante esta coyuntura -con ministros  que son el centro de la discusión y pasan por el juego de reproches y facturas-, cuesta entender como el Ejecutivo no toma las previsiones del caso y , por el contrario, realiza cambios inadecuados para la gobernabilidad.



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