Cuarentena: Comenzó entre aplausos y se extinguió quebrantada y abucheada. Mientras languidecía, cargó a cuestas un sobrecogedor ingenio popular: “Morir de COVID-19 o morir de hambre”.

Toque de queda: Sin las Fuerzas Armadas, hubiese sido imposible poner orden, aunque igual se contabilizan miles de infractores detenidos, para quienes la noche nunca dejó de ser joven.

Rebrote: Un nuevo brote, pero nosotros seguimos en el primero y con la amenaza de que se dispare junto con el gentío que ha sacado de sus casas la “normalidad”.

Estado de emergencia: El soporte constitucional del Ejecutivo para hacerle frente al virus y que ahora regirá hasta el 31 de julio.

Meseta: La RAE habla de una “planicie extensa”, sin embargo, para nuestras autoridades es una flecha hacia arriba.

Reactivación económica: Solo es válida en salud; enfermos no somos nada. El consejo es: Cuídate y pon a buen recaudo a tus clientes.

Teletrabajo: “Quiero más a mi computadora, no le veo mucho la cara a mi jefe, pero no sé quién diablos inventó el Zoom”. (Anónimo)

Suspensión perfecta: El oxígeno de las planillas y un consuelo de S/760 soles para los chambas de la microempresa.

Protocolo de higiene: Parece que la población también está esperando un bono por guardar distancia, lavarse las manos con jabón y usar mascarilla.

Contagio: La yapa de que habló Vizcarra si es que no caminamos por un sendero distinto al del bicho con corona, el mortal SARS-CoV-2.

Distanciamiento social: Dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón porque, en este caso, marca los parámetros entre la vida y la muerte.

Mascarilla: “La gente que usa la mascarilla en la pera, pensando que así se protege, ¿dónde se pondrá los condones? @loremege

Lavado de manos: Más allá de su utilidad preventiva, es lo que muchos políticos hacen frente al desastroso sistema de salud, que sirvió como caldo de cultivo para la expansión de la pandemia.