Cuando recorría el teatro Marsano, sin público, y se sentaba en una de sus butacas mirando el escenario, Osvaldo Cattone suspiraba hondo y la emoción venía a su encuentro cuando imaginaba el futuro de esa sala, que era casi una prolongación suya. Lo que menos quería el gran hombre de teatro era que ese emblemático lugar, por el que desfilaron actores y actrices en montajes tan diversos como exitosos, terminara abandonado cuando él partiera. Esa sensación de que, en su ausencia, no podría controlar el destino de lo que más amó, lo sobrecogía y le generaba angustia; por eso, el  regreso de la tradicional sala miraflorina le habrá devuelto a Cattone, en el lugar que esté, la tranquilidad del deber cumplido. El anuncio del estreno, el 15 de marzo, de “La Verdad”, comedia del francés Florian Zeller y dirigida por Giovanni Ciccia, marca así la reapertura de un remozado  Marsano, sin duda alguna, un acontecimiento importante en la escena cultural limeña. Es que en tiempos en los que Lima ha visto desaparecer salas para dar paso a templos y edificios de departamentos, que se haya apostado por preservar un lugar que es parte de la historia de la ciudad es una decisión que se debe aplaudir. El Marsano, para muchas generaciones de fieles asistentes al teatro fue el lugar de los inicios, la primera vez frente a un musical, un drama o una comedia de esas que se presentaban por casi un año. Tras la muerte de Cattone y la pandemia, muchos pensaron que allí había terminado todo para el teatro, pero se equivocaron de plano, hasta el mismo actor que hoy celebra desde la eternidad. En un mes, Magdyel Ugaz, Sergio Galliani, Milene Vásquez y Gonzalo Torres, sobre el escenario, le volverán a dar vida a una sala que se convertirá en ese legado por el que que Cattone siempre trabajó. En su autobiografía “Soy lo que soy” (Penguin Random House”) el actor resume su vida apasionada e intensa en la que el Marsano fue la piedra fundamental. “Termino mi larga carrera con cierta resignación, porque no quiero partir. Pero si al momento en que ustedes lean estas páginas ya ocurrió, porque ocurrirá, dejo constancia de que la vida fue generosa conmigo, porque yo también fue generosa con ella,nos respetamos mutuamente”.

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