El prófugo Vladimir Cerrón debe sentirse muy seguro de que la Policía Nacional no lo va a arrestar, como para andar celebrando su cumpleaños y apareciendo en redes sociales como si fuera un actor político válido y no estuviera escondido por ladrón, por haberse llevado parte del precario presupuesto de la región Junín mientras se alucinaba un “luchador social”.

Tiene razón el congresista Fernando Rospigliosi cuando afirma que este sujeto o ya está fuera del país o cuenta con protección de algunos miembros del gobierno de Dina Boluarte, a quien el mismo prófugo colocó en la plancha presidencial junto al golpista Pedro Castillo para las elecciones de 2021.

Han pasado casi dos meses y medio desde que se dictó sentencia contra Cerrón y se dispuso su internamiento en un penal. Sin embargo, hasta ahora la PNP no logra arrestarlo, mientras en el Congreso el delincuente mueve sus tentáculos para sacar leyes que eviten su nuevo ingreso a la cárcel.

Si hay voluntad política de poner a Cerrón donde debe estar, tendría que ser detenido ya, más allá de las movidas de su hermano Waldemar para salvarlo valiéndose de su cargo de congresista, o de vergonzantes defensas mediáticas como las que ha dado la pintoresca congresista por Arequipa, Maria Agüero, la que sueña con “revoluciones comunistas”, pero tiene casas en Estados Unidos.