Quienes lo conocimos desde hace mucho, tratando de lograr notoriedad a cualquier precio en el mundo del espectáculo, ver hace algunos días a Richard Cisneros frente a los periodistas, manteniendo a toda una nación en total expectativa, nos restregó en la cara que logró lo que quería. Ese afán de exposición que nunca consiguió como cantante, productor y compositor, esta vez lo obtuvo vinculándose al poder. Cuando Swing quería algo en el mundo del entretenimiento, siempre se pegaba a un famoso para salir en la foto y robar cámara, no importaba si debía relacionarse con grandes como  Lucila Campos, Oscar Avilés, o tristes personajes como Andy V. Pero él quiso ir más allá del show, el ampay o el raje, había que elegir a un político y tuvo que ser al mismísimo presidente de la República para cumplir sus objetivos y así sentirse el dueño del mundo. Y valgan verdades, si el portal Lima Gris no nos hubiera contado su historia, nadie se hubiera enterado. A casi seis semanas de haberse iniciado la cuarentena oficial decretada por las autoridades, la referida web publicó una serie de informes que detallaban la contratación por el Ministerio de Cultura de Richard Cisneros. Según el reportaje, el cantante, en plena crisis, mediante contrato se había llevado 30 mil soles por ofrecer charlas motivacionales, y la referida página web, cuestionaba el gasto en medio de la pandemia. Detallaba además, la relación del citado personaje con el entorno palaciego. La investigación, que hoy ha tomado giros insospechados, saltó de la referida plataforma a las redes sociales. Y cuando ya habían pasado varios días de difundido el informe sobre Swing, solo un programa de televisión recogió el caso. No fueron los dominicales, ni los sintonizados noticieros, fue un programa especializado en espectáculos el que decidió investigar más del tema: “Magaly TV, la firme”, y hay que ser hidalgos en reconocerlo. Eso echa por tierra el prejuicio de que los periodistas que se especializan en farándula no pueden incursionar en otro tipo de contenidos e informaciones cuando hay decisión y seriedad de por medio. A partir de allí todos tomaron el caso y la historia se convirtió en esta telenovela de mal gusto en el que se mezcla el poder, la corrupción y la mentira. Un show sin swing.