El comienzo de un nuevo año trae consigo un impulso de renovación. Mental y emocionalmente nos sentimos listos para dejar atrás temas y emprender nuevos objetivos. Sin embargo, ¿Quién no ha hecho, alguna vez, una lista de metas para el siguiente año…solo para encontrarse frustrado después por haberlos abandonado o ni siquiera intentado? ¿Por qué nos sucede esto?

Para empezar algo nuevo o cambiar una conducta, hábito O actitud que nos resulta poco provechosa; primero debemos reconocer desde dónde partimos, con claridad. ¿En dónde me encuentro? ¿Qué estoy lista para dejar ir y por qué motivos? Esta reflexión es muy importante y es nuestro punto de partida.

Luego, una de las razones por las que tenemos poco éxito al perseguir nuestros objetivos es porque nos equivocamos al plantearlos. Suele ser que nos quedamos en la superficie y en el síntoma. Por ejemplo, podemos querer bajar de peso, pero en realidad necesitamos alimentarnos de forma más saludable…y si vemos un poco más profundo, necesitamos querernos y a tratarnos con amor, dándonos la nutrición que necesitamos.

Plantear nuestras metas con conciencia nos permite diseñar las estrategias que nos van a ayudar a cumplirlas. Siguiendo con el ejemplo, si mi objetivo es quererme más y nutrirme, no me quedaré solamente en una dieta. Integraré mi parte emocional, física, mental en el proceso; buscando nutrir cada aspecto. Al abordar mi objetivo de forma integral tendré mucha más probabilidad de cumplirlo, ya que estaré trabajando desde diferentes frentes a la vez.

Afrontar nuestros retos de forma integral, nos ayuda a procesar uno de los aspectos más difíciles: la renuncia que implica todo cambio. Esta renuncia trae consigo incomodidad temporal. Tenemos que estar dispuestos a tolerar esta incomodidad y transitarla, con la certeza de que pasará y que encontraremos un nuevo equilibrio más saludable y productivo.

TAGS RELACIONADOS