Desde que en setiembre del año pasado el presidente Martín Vizcarra decidió cerrar el Congreso y formó un nuevo gabinete a cargo de Vicente Zeballos, el equipo ministerial no ha dejado de ir de tumbo en tumbo, tal como lo demuestra la situación en que se encuentran hoy los ministros de Producción, Rocío Barrios; de Transportes y Comunicaciones, Carlos Lozada; y de Energía y Minas, Susana Vilca, todo esto sin necesidad de que la oposición petardee al Poder Ejecutivo.

Los tres últimos casos de ministros en problemas han podido ser fácilmente evitados, en caso el presidente Vizcarra y el premier Zeballos hubieran averiguado algo acerca de los antecedentes de las personas a las que tenían pensado ofrecerles carteras ministeriales. Si Barrios y Lozada tenían investigaciones abiertas por gestiones pasadas, ¿no era mejor buscar a otras personas?, ¿no había nadie más dispuesto a ponerse el fajín?

Si miramos la situación de la ministra Vilca, ahí la cosa era mucho más fácil de advertir. Bastaba con poner su nombre en Google para saber de sus nexos con la minería informal el Puno, lo que le costó el puesto de viceministra de Minas en el gobierno de Ollanta Humala. Sin embargo, en este caso, el premier Zeballos considera que dicha funcionaria de pasado nada santo está “rehabilitada” y apta para encabezar un ministerio.

Y mientras los ministros entran y se van con una frecuencia pocas veces vista en la historia del Perú sin necesidad de la mano de la oposición, habría que preguntarnos cómo va la gestión del gobierno, la ejecución presupuestal y la solución a los problemas del país que tendrían que estar en manos de un equipo sólido y sin que sus miembros tengan “guardados” que vayan a estallarles en la cara cada dos o tres semanas.

Si ya teníamos bastante con Francisco Petrozzi, Zulema Tomás, Jorge Meléndez, Juan Carlos Liu, Ana Revilla y Edmer Trujillo, ahora viene el remezón generado por la situación de otros ministros en problemas con la justicia y con pasado turbio. ¿Quién responde por el daño que se hace al país con estas situaciones que el Ejecutivo no logra controlar?, ¿el nuevo Congreso pasará la factura al premier Zeballos una vez que vaya a pedir la confianza?

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