En la edición de ayer de Correo Lima hemos publicado una entrevista a Julio Surco, presidente de la Asociación Pyme Perú, quien señala que dentro de su gremio las principales víctimas de los extorsionadores son los propietarios de las bodegas, muchas de las cuales están comenzando a cerrar ante la amenaza de los delincuentes.

Qué bonito suena cuando las autoridades hablan de la importancia de los pequeños empresarios que han logrado formalizarse para así generar empleo, qué lindo cuando invitan a que más peruanos hagan empresa y sean parte del motor de la economía. Sin embargo, qué cruel es abandonarlos a su suerte y dejarlos en manos de criminales que si no reciben la plata que exigen, son capaces de matar.

Surco puso como ejemplo de esta crisis a las bodegas de Lima. Una de cada diez ya ha cerrado por culpa de la extorsión, mientras que el Trujillo, en el distrito de El Porvenir, conocido por su producción de calzado y artículos de cuero, el 35% de empresarios son víctimas de estas lacras que cada día contribuyen más al deterioro de nuestra economía.

Un país que necesita avanzar y crecer para generar empleo y bienestar, no puede estar a merced de bandas de criminales que han encontrado un “nicho de negocio” en la extorsión que cada día va en aumento por falta de voluntad política para hacerle frente y de una estrategia integral contra ese y otros delitos.