Los peruanos hemos sido testigos de cómo un grupo de delincuentes se dedicaba a adoctrinar a niños y adolescentes con la prédica criminal de la banda armada Sendero Luminoso. Los hacían cantar y repetir proclamas alusivas a este grupo criminal. Eso venía sucediendo en Trujillo y el principal responsable es un sujeto que ya había estado preso por el delito de terrorismo.

Ahora todos están tras las rejas gracias a un trabajo de la Dirección contra el Terrorismo de la Policía Nacional (Dircote). Esta gente debería recibir una dura sanción. Sin embargo, difícil confiar el un Ministerio Público y un Poder Judicial que suelen actuar con mano blanda frente a terroristas. Parece que los magistrados solo son capaces de mandar a uno de estos sujetos a la cárcel cuando matan y ponen bombas.

Los peruanos tenemos que exigir que todos los adultos arrestados reciban una dura condena por el delito que han venido cometiendo. Han estado adoctrinando a menores de edad en una prédica criminal y de muerte, al hacerlos repetir consignas incluso a favor de Abimael Guzmán. ¿Qué peor que esto puede haber?

De otro lado, queda hacer un llamado a los padres de familia. Sería bueno saber si los menores que son víctimas en este caso ocurrido en Trujillo, tenían cerca a sus padres o si han sido abandonados por ellos, como para desconocer a qué adultos frecuentaban.

Queda estar muy atentos para ver cómo actúa la justicia frente a estos sujetos que ojalá pasen muchos años tras las rejas.