Cada vez que un integrante de la variopinta industria del entretenimiento local anuncia su interés de postular para un cargo político, no pasa ni una hora antes que lo descalifiquen  con la manoseada frase: “zapatero a tus zapatos”. No hay posibilidad de análisis para separar la paja del trigo y darse cuenta quiénes lo hacen por oportunismo, sin ningún tipo de preparación, y quiénes, además de sus labores artísticas, han mantenido un perfil consecuente con el nuevo cargo al que aspiran. Siempre serán ninguneados, postergados y si alguien logra una representación, deberá esforzarse el doble para justificar su “atrevimiento”.  Pero claro, cuando las papas queman y la coyuntura lo exige, la cosa es diferente. Allí sí todos pendientes de los movimientos y declaraciones de los artistas, por mediáticos, influyentes. Se evidencia el peso que tienen debido a su popularidad y muchos esperan expectantes su opinión para saber si dan la talla en momentos de definiciones. Y otra vez la tendrán complicada. Si decidieron dar su punto de vista sobre la realidad que estamos viviendo, les dirán de todo quienes no están de acuerdo con ellos, y si desean mantenerse al margen para evitar la polémica, también los destruirán por no pronunciarse. La dictadura de las redes no admite medias tintas, y mucho más cuando hay quienes piensan que los artistas no deben meterse en política. Y en aras de la tolerancia, también estarían en todo su derecho quienes consideran que si lo hacen, los van a encasillar, y en momentos de crisis esto les va a restar oportunidades de trabajo. Sin embargo, y a la  luz de los acontecimientos, habría que recordar que un artista es ante todo un ciudadano, tiene su propia lectura de la realidad y todo el derecho de tomar partido por lo que cree.  Y vaya que muchas veces la conducta pública de populares figuras del entretenimiento va a ser mucho más influyente para generar opinión, que aquellos que creen tener la sartén por el mango. En estos tiempos entonces, hay que acostumbrarse a que su actor, cantante o músico favorito, tenga también su propio discurso político que mostrará en el momento oportuno. Si usted opta por separar el arte, de la ideología, en buena hora, si no lo acepta, también está en su derecho.

TAGS RELACIONADOS