Algunas preocupaciones tras el debate entre los candidatos presidenciales Keiko Fujimori y Pedro Castillo: De la primera, la entrega directa del 40% del canon minero a los pobladores; y del segundo, que los jueces y fiscales sean elegidos por la población.

Fujimori asume que la distribución del canon no es eficiente. Pero, darle dinero a los ciudadanos es populismo, cuando lo razonable es que estos recursos sean repartidos para obras de infraestructura. Y eso depende más de los gobiernos regionales y locales que del Gobierno Central.

En Huamachuco, región La Libertad, el alcalde gastó más de 10 millones de soles en remodelar su plaza principal, mientras la mayoría de su población no goza de redes de agua y saneamiento. ¿Acaso era mejor repartir ese dinero entre su gente? No. ¿Por qué no gestionó obras de impacto?

Por su parte, Pedro Castillo tiene la idea de que el pueblo debe decidir siempre, convirtiéndose en solo un responsable de mesa de partes. La elección de un fiscal o juez no debe ser una designación por simpatía, sino por capacidad.

El desactivado Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) tenía un peligrosa manera de decidir quién era fiscal o juez. Como los postulantes salían jalados y tenían que cubrir plazas en zonas alejadas, donde más atropellos se cometían, elegían a los menos malos.

La Junta Nacional de Justicia no debiera cometer los mismos errores del CNM. Considero que la representación de la justicia no puede caer en cualquier mequetrefe, sino en personas de leyes con más preparación y mejor remuneradas. Y ponerle fin a los jueces supraprovinciales (suplentes).

Ambas propuesta son inviables, irresponsables. Con la plata y la ley no se juega, ni para ganar votos, ni para generar expectativa.