Secocha es un paraje arequipeño ubicado en Camaná. Allá por el año 2000 tenía como tres mil habitantes, para el 2015, casi siete mil, en el censo del 2017 eran más de 20 mil. Algo pasó que lo hizo ser muy atrayente y concurrente: es la minería ilegal la razón, el oro, su atractivo. Entonces, ¿debe de ser una zona muy rica, social y económicamente hablando? La respuesta, un rotundo NO, a pesar de los cerca de seis kilos diarios que extraen en más de 150 emplazamientos, alrededor de 4 mil mineros.

Como Rinconada en Puno y otras locaciones, hay ausencia de autoridades, ¡cuándo no!, pero sí abunda la violencia, trata y prostitución. Lamentable decirlo, pero esta es una realidad desde el punto de vista de lo ilegal e informal en la actividad minera. ¿A dónde van y quién se beneficia con eso seis kilos de oro diariamente? Esperamos, de parte del gobierno central, regional, Energía y Minas y gobierno local, atención, decisión y acción.

En otra mirada, hemos reiterado muchas veces que la naturaleza no pide permiso para encausarse. Geomorfológicamente, esa zona generó sus cauces, laderas y torrenteras que naturalmente tributan al rio Ocoña. Ocurrió lo esperado: en la parte alta llovió, humedeció y luego deslizó. Encontró en su camino a Secocha y otros poblados como lo hemos visto. Pregunta clave, ¿qué hay debajo en esa zona?, oro. Entonces, el oro provocó encima un asentamiento no previsto, no regulado y sin intervenir, lo que motivó un acelerado crecimiento poblacional por la extracción. Lamentable decirlo, pero es una reiteración de la inacción.

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