Está claro que la gran mayoría del país quiere adelanto de elecciones generales. En la última encuesta de Ipsos se da cuenta que el 70%  de peruanos pide comicios para el 2023 y el 22% para el 2024, en total el 92% de ciudadanos desea que se concrete un recambio en el Ejecutivo y Legislativo en el plazo de un poco más de un año. Como toda relación, esta del Gobierno y la gente ha terminado porque ya no se pueden cumplir proyectos y sueños juntos.

Por un lado está la impaciencia de la gente que quiere recuperar los niveles de tranquilidad y paz social que tuvo hace algunos años y por el otro lado el deterioro de la economía. En este punto, algunos especialistas han pronosticado que debido a la inestabilidad y las protestas, la inversión privada terminaría en rojo este año, generando un impacto en los bolsillos de los peruanos.

La presidenta Dina Boluarte ha enfilado sus baterías contra el Congreso para que apruebe el adelanto de las elecciones, pero este tema sigue entrampado. Los parlamentarios se refugian en las excusas y pretextos para dilatar el tema. Y mientras tanto, siguen sumidos en los escándalos, como los vuelos pagados a algunos legisladores en Año Nuevo y los 31 viajes al extranjero en los últimos 7 meses.

Aferrarse a sus curules, privilegios y confort es negar lo diferente, es buscar sustraerse a los cambios que se necesitan para salir de esta crisis, que nos está llevando a la quiebra como país.



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