Hay que ser bien caradura para expresar su “solidaridad” y recordar el legado de María Elena Moyano, asesinada y despedazada con explosivos por Sendero Luminoso el 15 de febrero de 1992 en Villa El Salvador, y al mismo tiempo haber sido y seguir siendo defensor de Pedro Castillo, quien el 2021 fue el candidato de los terroristas reciclados del Movadef y otras agrupaciones de fachada de la sanguinaria banda que ahora nos quiere mostrar su lado “político”.

Nadie entiende cómo es que hay gente que dice conmoverse por lo sucedido con la señora Moyano, una verdadera luchadora social –término muy venido a menos en estos tiempos de simples tirapiedras y quemallantas–, y al mismo tiempo actuar como cómplice o tonto útil de senderistas o de quienes al menos defienden lo hecho por estos carniceros que encima se ofenden cuando las recuerdan lo sucedido en el Perú desde mayo de 1980. “Nos están terruqueando”, dicen.

Para quienes no lo recuerdan, María Elena Moyano fue vilmente masacrada por hordas de Sendero Luminoso en uno de los años más oscuros que tuvo que vivir el Perú. Era un momento en que parecía que seríamos superados por esta banda criminal. Ese año sucedieron los atentados en la calle Tarata y en el canal de televisión hoy llamado Latina, así como la matanza de 48 campesinos en Huayllao, Ayacucho, entre otros hechos trágicos e imborrables.

Castillo fue el candidato del Movadef, con quien hizo alianza a través de su sindicato de profesores radicales y mediocres que se niegan a ser evaluados, el cual finalmente fue reconocido por Iber Maraví, el ministro de Trabajo y Promoción del Empleo del gobierno del profesor, que en los años 80 estuvo implicado en atentados dinamiteros en Ayacucho. Hoy este sujeto es uno de los principales escuderos del golpista encerrado en Barbadillo.

Cualquier peruano de bien que repudie los asesinatos y atentados de grupos terroristas, tendría que estar en la orilla opuesta a todo lo que apeste a SL. No se puede defender a un sujeto como Castillo, que en Palacio de Gobierno recibía a gente del Movadef; o haber blindado la “gestión” del “premier” Guido Bellido –admirador de la senderista Edith Lagos–, y al mismo tiempo venir a “lamentar” y poner cara de “acontecimiento” ante el recuerdo del crimen de Moyano. Eso es una burla a los peruanos.

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