¿Era necesario que, en medio de una crisis humanitaria en la que hay cerca de un centenar de peruanos atrapados en Israel, la presidenta Dina Boluarte siguiera con su viaje a Alemania y El Vaticano?

La mandataria y su Consejo de Ministros tienen una de las aprobaciones más bajas del país y uno esperaría que, en una coyuntura como los ataques terroristas de Hamás a Israel, ella y sus ministros tuvieran la capacidad de reaccionar de una manera firme y cohesionada para atender a los peruanos y peruanas en el conflicto, pero no lo hicieron. Si bien Perú no tiene nada que ver este enfrentamiento y, más allá del pronunciamiento del gobierno de Boluarte condenando los ataques, nada podría hacer, su reacción para con los connacionales atrapados en ese país podría haberle sumado muchos puntos, pero la mandataria prefirió seguir con un viaje que le costará más de cien mil dólares a todos los peruanos.

Esto hace que nos preguntemos si la señora presidenta tiene asesores y, si en caso los tuviera, ¿les hace caso?

La política también son gestos y, más que nada, tener la capacidad de realizarlos pese a que vaya en contra de una agenda preestablecida. Con esta acción el gobierno ha perdido y ha dejado abandonada a mucha gente en un país en guerra y todo para qué, para que la presidenta tenga una foto con el papa Francisco.

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