La reciente bonificación de casi 10 mil soles a cada congresista ha generado un rechazo de la población. Sin embargo, más de un parlamentario ha dejado en claro que de ninguna manera devolverá el bono e incluso José Cueto ha dicho que le es indiferente si, por ello, el Parlamento acrecienta su mala imagen. Esto revela una alarmante desconexión con la realidad. Muchos parecen ignorar el grave desprestigio que enfrenta la institución con esta decisión de la Mesa Directiva en un momento en que los peruanos luchan contra la crisis económica.

El Congreso, lejos de ser ajeno a las críticas y al malestar ciudadano por recibir el bono, parece mostrar una falta de conciencia sobre la gravedad de la situación. En un momento en el que la austeridad y la solidaridad son más necesarias que nunca, es contraproducente aceptar un bono que supera significativamente los ingresos promedio de los ciudadanos.

Esta situación podría ser interpretada como “una cachetada a la pobreza”, ya que los representantes de la población, en lugar de solidarizarse con sus representados, parecen desconectados de las dificultades económicas que enfrentan en el día a día.

No queda duda que la prioridad de los congresistas es satisfacer sus intereses personales.¿No deberían estar enfocados en implementar medidas que alivien las dificultades económicas de la población en lugar de beneficiarse de manera desproporcionada?

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